Mónica Garza relata sobre la primera ocasión donde oyó la palabra ABLACIÓN, hace unos 25 años atrás. En mi caso, fue en la juventud, navegando por internet. Visualicé un video donde unas muchachas relataban su historia. De principio a fin, el video informaba acerca de: la idea normalizada entre hombres y mujeres, la violencia alrededor de la ilusión de cuidar una virginidad intacta, la cultura y la huida por sobrevivir de algunas chicas siendo niñas. Todos los aspectos eran aterradores ante mis ojos.
No hallaba aquella idea normal o humana siquiera; considero que lastimar no tiene correlación con el querer o cuidar.
Especificaba que la mutilación genital es la garantía de la apreciación social, tanto para los varones como las mujeres. Las madres les brindan una falsa calma para llevarlas donde una mujer que se encarga del procedimiento, desde que son niñas.
Mónica nos aclara la relevancia que implica visibilizar algo tan crudo y aborrecible, con el objetivo de: “que se alcen todas las voces posibles, en todos los idiomas, para intentar impedir que otra niña más sea sometida a ese tormento, por religión, tradición o esa superstición ignorante que tantas vidas de mujeres ya se ha llevado”.
Tenemos esta falsa suposición de que estos hechos sólo suceden en una África o una Asia lejana, pero también tienen terreno en Latinoamérica, específicamente entre algunas comunidades indígenas, donde se pierden vidas por estas prácticas o entre sus complicaciones.
Las ideas arraigadas a estas viejas costumbres y sus ideologías, sólo contribuyen a la brecha de género y la normalización de los abusos.
En Panamá, la abogada y ex sub-directora del Instituto Nacional de la Mujer (INAMU), Toribia Venado expresa que es “un ejemplo más del poder patriarcal y del machismo que ejerce el hombre donde no se reconocen los derechos humanos de la mujer”, acerca de algunos posibles casos de mutilación genital femenina en la frontera entre Panamá y Colombia.
Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones Unidas incluyen la erradicación de la mutilación genital femenina antes del 2030 en el Objetivo 5, dedicado a la igualdad de género, un flagelo del que ha sido víctima más de 200 millones de mujeres y niñas en todo el mundo.
Es difícil calcular un el número exacto de niñas, adolescentes y mujeres a las que se les ha practicado la mutilación genital. Aunque en un reporte presentado por UNICEF en 2016, señaló una aproximación de por lo menos 200 millones de niñas y mujeres, en 30 países.
Y existe un acuerdo universal para la erradicación de esta practica conocida como la “Intensificación de los esfuerzos mundiales para la eliminación de la mutilación genital femenina”, ratificada por la Asamblea General de la ONU. Este acto, ablación femenina, simple y llanamente, viola todos los derechos de las niñas; los derechos sexuales y reproductivos, la salud, la seguridad, la integridad física y el derecho a la vida.
Fuentes: Mònica Garza, 06/02/2022. Revista Central, México.
Lissette Zorrilla, 06/02/2018. Panamá América, Panamá.